130 Introducción
KEHINDE WILEY: Este trabajo surge como respuesta directa al asesinato de George Floyd. Durante aquel tiempo, muchos de nosotros tuvimos la oportunidad de reflexionar al respecto y de lamentar esa muerte..
Una arqueología del silencio es una arqueología de historias no contadas y de vidas desperdiciadas. Es una historia de los Estados Unidos que trata sobre la brutalidad y la borradura o negación. Mi trabajo trata de devolverle vida a ese momento borrado y, mediante esa arqueología, crear algo que tal vez está vivo.
TOM CAMPBELL: Acaba de escuchar al artista Kehinde Wiley. Yo soy Tom Campbell, director de los Museos de Bellas Artes de San Francisco.
Esta exposición se estrenó en Venecia, Italia, la primavera pasada. Es un gran honor presentarla por primera vez en los Estados Unidos, donde los temas que plantea son de actualidad y suma importancia.
ABRAM JACKSON: Y yo soy Abram Jackson, director de interpretación de los Museos. Mi función es apoyar a estas instituciones en el relato de historias más inclusivas para un público más amplio. Tengo mucho gusto de acompañarle hoy en este recorrido por la exposición.
Desde hace muchos años, Kehinde Wiley se ha adentrado en la historia del arte occidental, como fuente de inspiración. La voltea al derecho y al revés y de arriba abajo, sacudiendo sus convenciones y simbolismos, cuestionando su propósito. Forja sus elementos en algo nuevo, resplandeciente y completamente suyo.
KEHINDE WILEY: Lo que trato de hacer, en última instancia, es jugar con el lenguaje del poder: ¿Quién merece estar en las paredes de un museo? Todo es político. El arte es un medio a través del cual puedes resaltar cosas en el mundo.
ABRAM JACKSON: Comencemos. Nuestra próxima parada es ante la escultura de bronce de un joven con capucha, titulada Gálata moribundo. La encontrará justo en la primera sala.
131 El gálata moribundo, romano del siglo I, 2022, bronce (KW22.011)
ABRAM JACKSON: Con la mirada baja, su brazo sobre su pierna, este joven personifica la fuerza tranquila, dominio de sí mismo.
La obra de Wiley está parcialmente inspirada en una escultura romana de 2000 años de antigüedad. El gálata moribundo representa a un oponente de Átalo I de Pérgamo que luce derrotado y en una pose similar a la obra original, mostrando compostura ante la muerte. El artista reimagina aquella escultura en la forma de un joven negro y deja a nuestra imaginación el momento que este joven está confrontando, con coraje y fortaleza.
Esta escultura tiene gran resonancia para la reverenda Wanda Johnson. Oscar Grant, su hijo, fue asesinado en 2009 por un oficial de la policía del sistema de transporte rápido BART, en la estación de Fruitvale en Oakland.
WANDA JOHNSON: Pienso en los amigos de Oscar esa noche en la plataforma y los veo siendo maltratados por la policía, veo la fortaleza de mi hijo. Veo cómo él presenció la injusticia y cómo defendió a sus amigos, sin saber que sería la última vez que lo haría. Y, aun así, estaba dispuesto a morir por ellos, por defender lo que era correcto.
ABRAM JACKSON: Todas las obras que veremos hoy fueron creadas el año pasado, más o menos. Son una respuesta al asesinato de George Floyd y a la violencia perpetrada en contra de tantos jóvenes de raza negra y que es sancionada por el Estado en este país. Escuchemos al artista:
KEHINDE WILEY: Tiene resonancia aquí porque este es nuestro presente. Necesitamos llegar a asimilar por qué tanta gente está siendo asesinada en nuestras calles, necesitamos llegar a asimilar el poder del Estado.
Cada una de estas pérdidas es tratada y manejada por los familiares y seres queridos, y con suerte continuarán haciéndolo, resaltando la importancia de cada una de estas personas. Con mi trabajo pretendo poder crear no solo una declaración política, sino una declaración que sea espiritual, mucho más personal y poética, que hable de la humanidad de todos nosotros; que hable de los lazos que existen entre aquellas grandes obras históricas monumentales europeas y algunos de aquellos grandes, históricos y monumentales, muchachos y muchachas negros y morenos que están a nuestro alrededor todos los días. El deseo de ser visto, el deseo de estar vivo, de eso trata esta obra.
ABRAM JACKSON: Cuando termine de visitar esta sala, por favor, pase por la primera entrada a la derecha. Verá un cuadro muy grande de un hombre con camisa amarilla. Esa será nuestra próxima parada.
132 Femme piquée par un serpent (Mujer mordida por una serpiente) (Mamadou Gueye), 2022, pintura (KW-22.018)
ABRAM JACKSON: El tamaño de esta pintura es casi abrumador (como el de una valla publicitaria), y con toda intención. Los enormes cuadros tradicionalmente muestran a gobernantes o batallas, imágenes que expresan poder. Es en estas enormes carteleras que a menudo se encuentra la comercialización de la cultura negra. Escuchemos a Wiley:
KEHINDE WILEY: Al frente de la producción cultural de los Estados Unidos está el hiphop, está la cultura negra. Hiphop es el idioma con el que mucha gente joven en todo el mundo se autodefine o se autodescubre, o prueba diferentes maneras de ser. La cultura negra estadounidense tiene una especie de sabor, una especie de insolencia, una especie de ritmo que conocemos como hiphop, y es algo que ha encontrado su lugar en mi pintura.
El hiphop ha dejado también una huella que se define por una especie de perversión de la verdad. Es una rúbrica mediante la cual la gente ha depositado sus ideas acerca de lo que significa ser negro, lo que significa ser varón, lo que significa ser fuerte.
ABRAM JACKSON: Para definir la pose de esta figura, Wiley se basó en una pieza del siglo XIX, una escultura francesa de una mujer mordida por una serpiente.
CLAUDIA SCHMUCKLI: El artista cambia el género de la figura para que se convierta en el retrato de este hermoso hombre negro. Y se remonta a su preocupación con la imagen de la masculinidad negra dentro de la cultura occidental, donde verdaderamente desafía una noción de masculinidad que no permite ningún espacio para la vulnerabilidad. Cuando los sujetos son pintados a una escala de valla publicitaria y los vemos por arriba de nosotros, realmente imponentes, es cuando la idea de su sufrimiento, su dolor, su padecer o su muerte automáticamente se proyectan hacia un contexto más amplio.
ABRAM JACKSON: A propósito, tal vez note que los títulos de muchas de las obras de arte comienzan con el nombre de la pieza ―por ejemplo, esta es Mujer mordida por una serpiente, en francés― después aparece otro nombre entre paréntesis: ese es el nombre de la persona que posó para Wiley para esa pintura o escultura en particular. Aquí, Mamadou Gueye es quien posó para esta y otras obras de arte. Wiley pasa mucho tiempo en África Occidental, por lo que muchos de sus modelos para las obras de esta exposición, como Gueye, son senegaleses.
Cuando termine de visitar este espacio, pase por la entrada a su izquierda. Nuestra próxima parada estará frente al cuadro más grande de la sala, aquel que muestra a una joven acostada sobre un césped verde y hojas.
133 La joven Tarentine II (Ndeye Fatou Mbaye), 2022, pintura (KW-22.019)
ABRAM JACKSON: Una escultura francesa del siglo XIX de una joven mujer de la mitología; su largo cabello ondea sobre las olas que la ahogaron cuando navegaba para reunirse con su prometido. Este es el origen melancólico de esta obra. Wiley pidió a su modelo que posara de la misma manera y le dio a su pintura el mismo título: La joven Tarentine.
En lugar de olas, el artista ambienta una escena sólida, terrestre e increíblemente bella. Escuchemos a Hodari Davis, directora de Innovación de Entretenimiento Educativo para la Equidad, con sede en Oakland:
HODARI DAVIS: Usted está viendo un cuerpo que está en reposo, pero también se aprecia esta vibrante vida alrededor de ese cuerpo: es un tanto paradójico. No se puede distinguir la diferencia entre un cuerpo que está muerto y un cuerpo en reposo. Y, sin embargo, lo estamos mirando. Es incómodo, ¿cierto? Pero ¿por qué un cuerpo en reposo nos hace sentir incómodos?
KEHINDE WILEY: Lo que estoy tratando de hacer es sacar a relucir una imagen de lo que significa estar vulnerable, estar tendido. Estas pinturas son de personas que no están de pie, que no son dominantes en un espacio monumental, pero cuyo entorno es una especie de elegía: existe una tristeza que las rodea. Extrañamente, también se aprecia una especie de crecimiento en el plano de la imagen. Existe un deseo por mi parte de crear pinturas y esculturas que acunen a la persona, que reconozcan su vulnerabilidad.
Están diseñadas para que tomen un espacio en el mundo, demanden una presencia, pero, además, ruegan que se les tome en cuenta como individuos. Creo que esta es una de las razones por las que quise apegarme tanto a los pequeños detalles de cada uno de los modelos de mis obras, para tener la capacidad de fijarme en sus uñas, sus peinados, las marcas que visten, como llenando los pulmones del individuo en vez de simplemente pintar una imagen bidimensional de un momento o de una crisis política.
ABRAM JACKSON: Nuestra próxima parada será en la pintura ovalada de un hombre que aprieta sus manos contra su pecho.
134 Tarsicio, mártir cristiano (El Hadji Malick Gueye), 2022, pintura (KW-22.025)
ABRAM JACKSON: Aquí, el uso poderoso de luz atrae nuestra atención hacia los párpados y las manos apretadas de este hombre, haciéndonos pensar que estamos ante un intenso sufrimiento o plegaria.
CLAUDIA SCHMUCKLI: Wiley emplea una luz penetrante que baña el cuerpo en un aura de santidad que hace eco del tratamiento de lo divino en la pintura europea, la cual tiene su origen en la veneración del cuerpo de Cristo.
KEHINDE WILEY: Existe una parte importante en las representaciones religiosas del éxtasis en relación al sufrimiento humano. Mucho de esto está representado a través de la luz, de una manera que casi se siente erótica: el sentimiento en el cual el cuerpo está dispuesto y completamente lleno de esta especie de divinidad, esta presencia extática.
ABRAM JACKSON: Para la pose de esta figura Wiley se fijó en otro tipo de imágenes cristianas: una escultura de un joven romano llamado Tarsicio, quien murió en defensa de su fe. Tanto la escultura original como esta pintura fueron hechas para crear emoción y reverencia en el espectador. Los paralelos con la opresión de la juventud negra en este país son inevitables.
KEHINDE WILEY: Pienso que, en el fondo, esta es la metáfora central de esta obra: el conflicto que existe entre la humanidad de este individuo y la existencia brutal de la naturaleza humana. Hay un deseo de ser visto, presente y completamente formado, pero también de mostrar a alguien que ha sido abatido y que ahora está representado como un potencial perdido, como evidencia de lo sagrado, como evidencia de algo hermoso que pudo haber sido.
ABRAM JACKSON: Nuestra próxima parada será a su izquierda, al lado de la escultura de bronce de un hombre tendido sobre una caja de madera.
135 El cuerpo de Cristo muerto en la tumba (Babacar Mané), 2022, bronce (KW-22.016)
KEHINDE WILEY: El origen de esta exposición se dio al tiempo que el mundo se cerraba. Cuando vemos que George Floyd es asesinado en las calles del país me doy a la tarea: empiezo a pensar no solo en ese momento explosivo que provoca al mundo entero pensar en los individuos negros de una manera diferente, sino que comienzo a idear cómo dar imagen a otros cuerpos asesinados a lo largo de la historia. Lo primero que hice fue indagar imágenes religiosas del Cristo caído.
ABRAM JACKSON: La forma de esta escultura se inspira en la pintura del siglo XVI de Hans Holbein que Wiley vio por vez primera hace quince años. La obra muestra una vista claustrofóbica del Cristo muerto, como si se estuviera viendo su tumba desde un lado. El cuerpo de Cristo es absolutamente ordinario, pero como sabemos de quién se trata, es, al mismo tiempo, sagrado. Wiley quedó muy impresionado con esa imagen y dio a esta escultura de bronce un sentido de lo cotidiano y a la vez de lo heroico.
KEHINDE WILEY: Existe una tradición en la pintura religiosa, acerca de la celebración de una vida que requiere ser contada nuevamente. Hay tantas oportunidades de conversar ahora acerca del potencial perdido, como un andamiaje para construir un futuro mejor.
ABRAM JACKSON: Cuando termine de visitar esta sala, pase por la entrada a su izquierda. Nuestra próxima parada será en la escultura de bronce de un hombre, en el centro de la sala.
136 La joven Tarentine (Mamadou Gueye), 2022, bronce (KW-22.012)
ABRAM JACKSON: La joven Tarentine es el título de esta escultura y también el de la enorme pintura ―del tamaño de una gran cartelera― de una mujer que yace entre hojas amarillas y que vimos anteriormente. Puede verse al final de la sala anterior, justo desde donde estamos. La fuente de Wiley para ambas obras fue una escultura de una mujer, del siglo XIX. Como en muchas ocasiones, el artista reinterpreta el tema y la pose, probando con diferentes materiales… y géneros.
CLAUDIA SCHMUCKLI: Nuevamente, juega con la fluidez del género, lo que informa sobre lo que piensa acerca de la construcción de género a lo largo de la obra.
ABRAM JACKSON: Tanto las pinturas como las esculturas de Wiley contienen renovación, pero también sufrimiento.
KEHINDE WILEY: Usted verá esculturas que tienen estos zarcillos, estas vides que lentamente continúan el acto de vivir. Hay una resistencia en ello, un reconocimiento de la masacre y la terrible historia, pero también una insistencia en ser.
ABRAM JACKSON: La escultura original fue una elegía a una mujer que murió muy joven. Las pinturas y esculturas de Wiley transmiten un sentimiento similar, aunque, por supuesto, hay una causa de dolor en estas figuras contemporáneas que ―nos podemos imaginar― es más grave. Escuchemos a Hodari Davis:
HODARI DAVIS: Existe una dignidad y una especie de honor cuando se es recordado, convertido en un ícono. Pero también hay una ironía en ello, relativa a lo que sucedió y está sucediendo en San Francisco. No me puedo imaginar a nadie que viaje en el BART para ir al Museo de Young, y no tenga que pasar por los cuerpos de gente tendida en formas que son similares a aquellas que verán en el arte.
Y nos hacen recordar a Tyre Nichols o George Floyd, o a tantos muchos otros. Se nos hace recordar.
ABRAM JACKSON: El cuadro ovalado de la pintura de una mujer, aquí cerca, es nuestra siguiente parada.
137 Cecilia, la virgen mártir (Ndey Buri), 2022, pintura (KW-22.017)
ABRAM JACKSON: El punto de partida para esta figura de Wiley fue una tierna y realista representación de una mártir romana cristiana yaciendo sobre su tumba. El artista ha estado por mucho tiempo interesado en experimentar con fondos. Aquí, decidió llenarlo con amapolas.
KEHINDE WILEY: Históricamente, los fondos han sido: hombre poderoso sentado en su tierra, todo es posesión (estos son mis animales, la casa es de mi posesión). Decidí hacer el fondo con esta decoración floral y así quitar toda la ansiedad que rodea a la posesión y, en su lugar, llenarla con el simple acto del crecimiento en sí.
ABRAM JACKSON: Los colores vívidos de las amapolas complementan los cálidos reflejos en la piel de la figura. Wiley, de raíces negras estadounidenses por parte de su madre y nigerianas por parte de su padre, recientemente ha pasado temporadas en África Occidental. Como se dijo, muchas de las personas que modelaron para las obras de esta muestra son de Senegal.
KEHINDE WILEY: África ha tenido una gran influencia en mi trabajo, porque voy a los mercados y veo telas que son inspiradoras. Veo colores que son inspiradores, historias y botánicas que no existen en mi trabajo de antes. También veo los diferentes tipos de negritud que allí existen.
Aprendí cómo pintar la piel usando la blancura, como el modelo por el cual se aprecia el mundo. En la pintura de caballete occidental no existe una verdadera tradición para pintar la piel negra, así que uno mismo tiene que crearla: crear un vocabulario de negritud, un libro de reglas de juego de la negritud.
Una de las cosas formidables de mis exposiciones es que la gente joven negra y morena empieza a asistir a los museos, como si esas instituciones fueran para ellos. Y deberían serlo.
ABRAM JACKSON: Cuando termine de explorar esta sala, regrese a la sala anterior. Al pasar por el enorme cuadro de un hombre con camisa amarilla, dé vuelta a la derecha. La próxima parada será junto a la pintura de una mujer con blusa roja sin mangas, sentada sobre una tela anaranjada.
138 La muerte de Jacinto (Ndey Buri Mboup), 2022, pintura (KW-22.021)
ABRAM JACKSON: Las flores azules y blancas en la esquina inferior derecha de esta pintura nos dan una pista del motivo de su inspiración. Wiley se inspiró para la pose de esta figura en una pintura de Tiepolo —artista italiano del siglo XVIII— de una historia sacada de la mitología clásica. La obra representa la muerte de Jacinto, un joven mortal que, al morir, fue transformado en flores por el dios Apolo, quien lo amaba.
La pintura de Tiepolo está llena de otros detalles que Wiley decidió dejar fuera: arcadas clásicas y estatuas, imágenes de querubines y dioses. Su cuestionamiento de las formas, los simbolismos y la importancia de los héroes de la pintura se remontan a su infancia en Los Ángeles.
KEHINDE WILEY: Descubrí a los grandes maestros de la pintura cuando visitaba la biblioteca y los jardines Huntington, en Los Ángeles. Esas antiguas colecciones tienen retratos increíbles de nobles terratenientes, aristócratas, aquellas personas con pelucas empolvadas, y perros falderos y perlas, todos esos símbolos de poder que parecían tan distantes. Pero, al mismo tiempo, la maestría técnica de las pinturas era tan buena que me atrajo.
Así que, desde una muy temprana edad, he tenido este tipo de fascinación por la naturaleza bombástica de los retratos, así como su sentido de esplendor retador y sin inhibiciones. Eran tan orgullosos y atrevidos que lucían su lujo con descaro. En verdad que me recordaron algunas de las actitudes por las que el hiphop fue criticado en sus comienzos: la naturaleza estridente, los golpes de pecho grandilocuentes.
Lo que amo de ser artista es que puedes colonizar el espacio: eres capaz de entrar por esa puerta y decidir reorganizar los muebles. Lo que quería hacer era tomar el lenguaje de la pintura de caballete clásica occidental europea y encarnar ese lenguaje, ser capaz de posicionar a gente como yo dentro de ese campo de poder.
ABRAM JACKSON: Nuestra siguiente parada es la escultura de bronce de un joven postrado que se agarra la cabeza.
139 Duelo juvenil, 2022, bronce (KW-22.006)
WANDA JOHNSON: Mi nombre es Wanda Johnson. Soy la madre de Oscar Grant, quien fue asesinado el 1 de enero de 2009 en la estación Fruitvale de BART en Oakland, California.
ABRAM JACKSON: Aquella noche, Oscar Grant fue baleado por la espalda, asesinado por un oficial de la policía del sistema de transporte rápido BART. Esta escultura, titulada Duelo juvenil, es de especial importancia para su madre.
WANDA JOHNSON: Cuando lo mataron, sus amigos estuvieron en duelo por la muerte de un ser querido, de luto por la pérdida de un amigo, por la muerte de un familiar. Nunca se volverá atrás: ya no se podrá llamar a esa persona ni conversar con ella. Nunca se podrá hacer una broma, reírse y comer con esa persona.
Pero ahora, me toca enfrentarme a estar sola.
En la plataforma y en el hospital, en duelo, todos nosotros en duelo, preguntándonos ¿por qué?
“Duelo juvenil” parece decir: “Debería tener paz. Debería poder vivir en libertad, no tener que esconder quién soy o temor a ser identificado, ni estar en la mira por mi apariencia. No debería ponerme la capucha de mi sudadera o una gorra para que no puedan ver mi verdadero yo”.
Pienso en cómo tanta gente nuestra ha tenido que tener tanta fuerza y tanto esmero, y simplemente tantos dones, talentos y habilidades, y, sin embargo, pierden la vida en vano. Y ahora todos esos dones, sus talentos, su valentía, están sepultados en la tierra, junto con ellos.
Así como este joven, estuve yo muchas mañanas, muchas noches. Hecha una bola, rezándole a Dios. ¿Por qué tenía que pasar esto? Y ahora, 13, 14 años después, aún resuena esa misma pregunta. ¿Por qué tuvo que sacar la pistola y dispararle cuando no era necesario?
ABRAM JACKSON: Cuando termine de explorar este espacio, vaya a la última y trascendental sala de la exposición. Ahí nos encontramos para hablar de la figura a caballo.
140 Una arqueología del silencio, 2022, bronce (KW-22.014)
ABRAM JACKSON: Una arqueología del silencio. Kehinde Wiley dio este nombre a esta escultura monumental y a la propia exposición. Hay mucho que reflexionar aquí. Encuentre un espacio cercano donde pueda estar cómodo por unos minutos, mientras escuchamos al artista y a Hodari Davis:
KEHINDE WILEY: La cuestión es utilizar el lenguaje de lo monumental para decir que estamos en una crisis profunda. Usted, espectador, tiene que llegar a un acuerdo en cuanto a cómo percibimos el cuerpo de la persona negra. Aquí, el cuerpo está desprovisto de vida; sin embargo, el caballo sigue encabritado, aún moviéndose.
HODARI DAVIS: Es casi como ¿con quién se identifica? ¿Es usted ese caballo del Imperio que hemos visto tantas veces marchando sobre tantas ciudades por todo el mundo? ¿O es usted el cuerpo sobre el lomo de este caballo? Muchos de nosotros hemos sido educados para jurar lealtad a ese caballo, para estar orgullosos de los logros de ese caballo y a no ver ese cuerpo que está sobre el lomo del caballo, a no verlo en realidad.
ABRAM JACKSON: Las estatuas de los generales de la Guerra Civil a caballo en Richmond, Virginia, fueron removidas tras las protestas por el asesinato de George Floyd en 2020. Pero la experiencia de Wiley con ellas, unos cuantos años atrás, le hicieron pensar a fondo acerca de las obras de arte que pueden encerrar tanto poder.
KEHINDE WILEY: Por lo general, fueron producidas en las décadas de los 20 y los 30, como una forma de aterrorizar a la población negra del sur. Yo quería recrear ese lenguaje, quería inhalarlo y exhalar algo que fuera diferente.
Arqueología es el acto de mover el pasado hacia el presente. Y pienso que mucho de lo que pasó tras el brutal asesinato de George Floyd tiene que ver con nuestro reconocimiento de su humanidad y la humanidad de tantos quienes nos parecemos a él, generaciones de gente que han sufrido la esclavitud de la persona como propiedad y la presencia del Imperio.
¿Se trata de destrucción? No. Se trata, absolutamente, de la capacidad humana de sanar y reconstruir. Se trata de la resiliencia que ha sido nuestra salvación por generaciones. Mi trabajo se trata de la creación de estrategias para brillar, estrategias para extraer historias terribles y crear nuevos campos de providencia.
HODARI DAVIS: Así que, ¿qué sucede cuando la gente confronta esto? Sé que el arte tiene la capacidad de hacer que las conversaciones difíciles se conviertan en muy fáciles y las conversaciones fáciles en muy difíciles. Eso es arte, ¿cierto? Con el simple hecho de presentarlo al mundo cambia nuestra opinión, cambia la manera en la que pensamos, cambia el tipo de conversaciones que hubiéramos tenido o no si no nos hubieran provocado tanto. Ese es el poder que tiene el arte.
ABRAM JACKSON: Esta es la última sala de la exposición y el final de la audioguía. Pero de ninguna manera es el fin de la conversación.
Tenemos varios recursos adicionales para ayudarle a que pueda dar sentido a esta poderosa exposición; entre ellos, un espacio para la reflexión crítica en el salón de murales Piazzoni Murals Room. Está en el primer piso, bajando las escaleras, justo afuera de Wilsey Court. También tenemos un cortometraje sobre la trayectoria de Kehinde Wiley y su proceso artístico, al cual puede accederse en la página web de la exposición.
Deseamos agradecer a todas las personas entrevistadas: a la reverenda Wanda Johnson, de Oscar Grant Foundation; Hodari Davis, de Entretenimiento Educativo para la Equidad; la curadora Claudia Schmuckli; y, por supuesto, al propio artista.
La audioguía está respaldada por Google.org, lo que permite que todos los visitantes accedan a ella de manera gratuita.
El recorrido en audio estuvo narrado por mí, Abram Jackson. Fue escrito y producido por Frances Homan Jue. El diseño de sonido estuvo a cargo de Dennis Hysom. Gracias por escuchar.